PRELUDIO
Toda búsqueda conduce a un viaje
Y este generalmente a un desencuentro con la meta
En la que nunca hallaremos lo que imaginábamos
Tal vez sea algo parecido, a la larga sustituible, un sucedáneo
Con lo que alimentar la carne, pero no necesariamente con lo que saciar el alma
Pues toda exploración conduce a una transformación
A una disociación entre el yo del pasado
Y el del futuro
Y es que la exactitud está sobrevalorada
Es una ilusión, como lo es la métrica
Pues para eso debemos computar y medir lo homogéneo
Es algo que repetimos como un mantra
.
Las matemáticas tienen ese poder, el de la autenticidad
Pero hay otra realidad oculta, irracional, subconsciente
Camuflada, protegida por las ninfas
Esperando romper las barreras de nuestra mente
Fue por eso por lo que inicié este viaje
Y así
Sin ataduras
Despejar incógnitas
LA LLAMADA
Se desató una noche de un calor asfixiante
Sudaba y caminaba a ciegas por el pasillo
Con tremendos problemas para conciliar el sueño
Tal vez por eso me inclinaba contra las paredes
O bien eran ellas las que acudían a mí encuentro
Vertiginosas y asimétricas
.
Era la enésima vez que me llamaba
¿Qué pasa ahora? – le pregunté
No puedo dormir –respondió
¿Y luego?
Tengo miedo papá, no quiero morir -añadió
¿Volveremos a estar todos juntos de nuevo? -insistió
.
Me vino a la mente James Gardner
Y sus comentarios sobre infinitos universos paralelos
Estuve a punto de decirle que somos producto de una singularidad
Y como tal, solo por probabilidad, destinados a repetirnos
.
Pero eso que sustentamos en la fe religiosa algunos, en la ciencia otros
¿Puede realmente calmar las dudas de nuestra mente?
.
Antes una manzana caía por efecto de la gravedad
Ahora un cuerpo con la suficiente masa
Es capaz curvar el espacio y el tiempo hasta doblegarlo
¿Y si esa manzana arqueara nuestro espíritu?
Y este
Atraído por el vacío de una soledad inmensa
Colapsase en un punto infinitesimal
En una singularidad tan diminuta e insignificante
Capaz de generar una ilusión que pudiésemos dar por cierta
¿Qué podría decirse entonces?
¿Qué estamos ante una paradoja?
¿Qué solo somos vacío y oscuridad?
EL VIAJE
Conseguí que durmiese
Pero en mi mente emergió una duda
Que en mi corazón se transformó en herida
Y es que el amor lejos de ofrecer respuestas
Genera pesadillas
Así que me acosté
Y cerré los ojos
Pensado en madera seca
EL ENCUENTRO
La arena, suave y fina, quemaba
Enrojeciéndome los pies
El sol dañaba la vista
Una bandada de pájaros danzaba en el aire
.
Los observé un buen rato
Luego caminé bajo su auspicio
Y al rato me encontré en un qué pequeño bosque
Húmedo y verde, protegido por dunas
Penetré en sus entrañas sin esperar encontrar nada
Libre, sin prejuicios, como si estuviera en casa.
.
Y allí, en una zona de agua estancada, clara, no muy profunda
Nadaba algo invisible
Una nutria grande y azulada que nada más pisar tierra
Hizo brotar la hierba, verde y vigorosa
EL INTERCAMBIO
Lo salvaje es un arte sagrado, una habilidad
Una manifestación de la fusión de lo que nos es íntimo con lo natural
Algo que debemos recuperar porque no podemos vivir sin caminar
Ni olvidar que los senderos son para gente
Civilizada
.
El salvaje no traza un camino
Transita libre entre lo cotidiano
Buscando lo extraordinario
.
Fue lo que me dijo la nutria nada más ponerse a dos patas
Para luego con las delanteras invitarme a sentarme y
Disfrutar de una infusión de hierba santa
Servida en unos cuencos de porcelana china
.
Es muy buena para los pulmones, dijo
Pues respirar es esencial para la vida, añadió
.
¿Eres el Señor del Bosque?, le pregunté
¿Es acaso eso importante?, respondió
Más sorprendente sin duda será que hable, añadió
.
Bebe y cierra los ojos, continuó
Respira suavemente concentrando cada movimiento de tu cuerpo en ello
.
Y así hice con cada músculo y fibra de mi cuerpo
y noté el fluir incesante del oxígeno a través de mis vías respiratorias
El movimiento de mi pecho y abdomen
Para caer rendido nuevamente en un sueño
EL SEGUNDO SUEÑO
Caminaba entre árboles, intranquilo y sudoroso
Emergían cual gigantes entre baldosas de piedra
Sobre restos de un arcaico emplazamiento
Restos ahora durmiendo bajo un paisaje salvaje
Las hifas tejían una telaraña bajo la hierba
Y el musgo colonizaba ecos
Voces de una civilización olvidada
.
Me reconocí entre en las gárgolas
Que protegían lo que quedaba de un edificio
En sus enormes bocas vacías
No brotaría ya agua de ellas
Taponadas por innumerables partículas de tierra.
Así me sentía
Apresado por lo salvaje
.
Continué avanzando y me detuve
Junto a un trozo de tubería oxidada
La cogí entre mis manos, la tanteé con los dedos
No había nada de particular en ella
Salvo que manchaba de color ocre mi piel
.
Los rayos de sol obraron el milagro
Y me vi en el pasado recogiendo frutos
Como esa manzana
Esa que plegaba el tiempo con su masa
.
Lo salvaje tiene esa fuerza
Es capaz de curvar el espacio y el tiempo
Dotar de savia lo antes muerto
Y que lo muerto en un giro inesperado
Nutra espacios antes sin vida
Y es que ese trozo de metal ferroso
Alimentaba las raíces que tenía debajo
.
Lo volví colocar donde estaba, y
Comprendí lo incompresible
Que solo el vacío lleva al vacío
Que solo la vida alumbra la vida
Y que incluso lo muerto no está muerto
EL TERCER SUEÑO
Trabajaba a destajo
Unos tapones de silicona amortiguaban el rugido de la motosierra
Y el olor de la madera talada impregnaba el aire
.
Me limpié el sudor de la frente con la maga de la camisa
Y fijé la vista en los árboles que aún quedaban en pie
Más afortunados
Que los que ahora eran troncos cargados en tractores
.
El capataz hizo un gesto con la mano
Busqué algún compañero, pero no vi a nadie
Así que empecé a caminar con la intención de no quedarme rezagado
Las botas crujían sobre un suelo colmado de corteza y hojas muertas
Iba con la cabeza encorvada pendiente de no tropezar y caer de bruces
Sobre los restos de ramas que quedaban tras la tala
.
Me alcanzó una tenue brisa que transportaba aromas familiares
Alcé la vista y me vi solo
En un bosque virgen, antiguo y primigenio
Me fijé en unas abejas nutriéndose del néctar de unas flores
Ajenas a una ardilla que recogía bellotas y a un aguilucho que la observaba
Y permanecí inmóvil con la intención de que ningún ruido
.
Alterara lo salvaje
Hasta que lo vi, no muy lejos
Con su hermoso pelaje
Emergió entre los brezos un enorme oso pardo
.
Corrí como si me llevara el viento
Casi flotando
Y ese fue mi error, pues como una pluma en el aire
.
Apenas avanzaba
Y de un zarpazo me proyectó al suelo
Noté sus dientes penetrando en mis entrañas
Mas no sentí dolor, solo pesadez
La insondable pesadez del alma
.
Imaginé que sería un sueño
Mas no desperté
Mi espíritu se elevó varios centímetros
Y observó aquel oso hambriento
Alimentándose de lo que hasta hace poco era mi cuerpo
Quería escapar de allí
Evitar con la mirada semejante espectáculo
Dejar de ver ya ese amasijo de carne muerta
.
El oso se marchó
Llegaron unos cuervos
Pasó luego un zorro
Que simplemente olisqueó un poco
Y finalmente de los restos se alimentaron insectos
También bacterias y gusanos
Brotaron hongos y especies aromáticas
Helechos y un espino albar al que se acercó a comer aún tierno
Un ciervo
.
Mi espíritu aún flotaba en el aire
.
Me vi luego en la piel del ciervo
Moviéndome sigilosamente
Desenvuelto entre la floresta
Viento y aire al mismo tiempo
Fulgor de la mañana y rocío
Espíritu libre, alimento de lobos
Pelaje entre la espesura
Polvo transportado por fuerzas de la naturaleza
.
Y percibí un olor dulzón
En una margarita de pétalos blancos
Y bebí su néctar
Hasta quedar saciado
.
Me desperté en cama,
Tranquilo, relajado
Con la mirada limpia, sin tristeza
Desayuné y miré a través de la ventana
Las flores del cerezo del jardín habían brotado
EL DESPERTAR
Estaba tendido en cama
La luz de la mañana atravesaba la persiana
Por entre diminutas rendijas
Mi hijo aún dormía
.
De alguna manera sabía
Que si volvía a preguntarme por la muerte
Tendría una nueva respuesta
Una relacionada con la vida
Una que tal vez
Ayudaría
A eliminar esa angustia que sufría
.
Y dormiría tranquilo
Porque en el fondo y siempre
Somos lo que transmitimos